Hoy fue un día de fiesta nacional en el Reino de los Países Bajos, cuando el príncipe Guillermo Alejandro y su esposa Máxima se convirtieron en reyes tras la abdicación de la reina Beatriz, quien 33 años después de su acceso al trono renunció a su papel como jefe de la Casa de Orange en una solemne ceremonia de abdicación que la devuelve al estado de Princesa de Holanda.
Poco después de las diez de la mañana la monarca saliente hizo su entrada al Palacio Real de Amsterdam flanqueada por su hijo y su nuera.
Tras la declaración de la monarca de entregar el mando a una nueva generación, la multitud naranja en el exterior aprobó esa declaración con gritos de alegría y júbilo que se escucharon dentro de la Sala de Moisés del Palacio Real. Acto seguido la entonces soberana firmó el documento de abdicación para luego pasarlo a Guillermo Alejandro que estampó su firma.
El nuevo soberano de 46 años asumía el cargo para le cual se ha preparado toda la vida, a su lado, la nueva reina, Máxima contemplaba con emoción que se reflejaba en sus ojos.
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